"Vivo en mi lengua" significa que la poseo, que es un espacio propio y, como tal, debo conocerlo, cuidarlo, mantenerlo agradablemente aireado y luminoso. La lengua materna no es un accidente, no es algo fortuito; es una seña legítima de identidad, tanto personal como comunitaria. Por eso, desde este espacio, los invitamos a vivir en su lengua, a tomar posesión y acomodarse en ella. Para ello, recorreremos el camino que nos lleva desde sus ya remotos orígenes (allá en el lejano indoeuropeo) hasta nuestros días. Que sea un viaje hermoso y feliz hasta el castellano: nuestro destino.